A Sasha le calmaba oír aquella dulce melodía que salía de un cuarto cerrado, su profesora de guitarra nunca la dejaría entrar para ver, sin embargo, es bien sabido que a Sasha no le gusta seguir las reglas. A Marcy, por otro lado, le calmaba oír aquella voz risueña y activa, hablándole sobre sus gustos y lo hermoso que tocaba el violín, olvidaba sus dedos cortados y el dolor de su casa por aquella rubia tan rebelde. A Anne, simplemente le calmaba el hecho de que su amiga finalmente era feliz.All Rights Reserved
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