-Lamento todos los días, cada segundo de mi vida, no poder haber hecho nada esa noche, me siento un completo cobarde. Lamento nunca poder decirte un "te amo", creéme que lo hago siempre... te amo... mas de lo que piensas... me haces falta... mi pequeño Angel...- Aquel chico se levantó y se dirigio hacia la salida del cementerio, recordando sus momentos mas felices.