Enamorar a la gente era fácil decía mi madre, ellos eran como fastidiosos insectos que buscaban algo dulce, el manjar, la dulce miel. Mentir era lo primordial, lo que más nos satisfacía cuando los pueblos estaban separados, a veces no hacía falta mentir porque entre ellos había resentimiento, y empezaba el show, pero era más divertido provocarlo. Ver como se destruían entre ellos solo por unas pocas mentiras, ellos solos lo provocaban, deberían tenerse más confianza entre ellos. Otras ocasiones su gente era bella, muy apuestos y sexys. Eso hacía que nos quedáramos más tiempo en ese planeta, pero la belleza aburre. Era lindo, pero de que servía si ya los tenías a tus pies. Tenerlos detrás de nosotras como lo que siempre fueron. Insectos. Éramos diosas, el coito era exquisito con los hombres y mujeres de esos planetas, pero solo la reproducción se hacía con los más fuertes, bellos y con gran poder. Solo una de mis hermanas tenía ese coito especial. Se elegía con mucho cuidado y cautela, tenerlos era fácil, pero crear un hijo llevaba tiempo, y más por el sujeto que usábamos. No debía morir durante el coito. Cuando a una Nebiola debía hacer su tarea de estar preñada, todas las hermanas inspeccionaban al espécimen más fuerte, con mayor poder, con la belleza superior a los demás. Estar a nuestra altura para poder tener el coito.All Rights Reserved
1 part