En la vida, somos eternos aprendices de la soledad. Luzu había aprendido, con el tiempo, que la compañía es traicionera. Que si le confías tu espalda a alguien, no tardarían en apuñalarte si eso los beneficiaba de alguna forma. No existían los equipos, no existían los bandos, no existían amigos, familia ni aliados. En un mundo consumido por el poder, lo único que importaba era cubrir tu propia espalda. Teniendo esto en mente, asesinar a cambio de dinero era rentable, y el nuevo trabajo que le fue encargado tenía una muy buena suma de dinero detrás; Asesinar al dueño del famoso casino de Las nevadas no sonaba como trabajo difícil.All Rights Reserved
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