Los siglos han pasado y la guerra entre el cielo y el infierno ha seguido desde el inicio de los tiempos, una tras otra sin encontrar nunca un fin, arrasando con todo en su camino, con el fin de obtener poder y someter a la humanidad en todos los sentidos. El cielo está en guerra y un nuevo pecado intenta entrar a nuestros círculos, pelearemos para someter a todos aquellos que quieren tomar nuestra libertad y libertinaje por la fuerza. Al igual que el mal también existe el bien, como en aquel cielo donde se nos ha prohibido entrar, donde habitan ángeles con cara de santos, de piel suave y una inteligencia sobresaliente para la guerra; para mí, hay un hombre que ha sido mi dolor de cabeza personal durante los últimos años, el único hijo del arcángel Gabriel, aquel chico de tez blanquecina y pelo dorado a quien planeo derrocar y someter igual que Rafael hizo con Asmodeo. Soy el hijo del demonio de la ira y la reina de la lujuria y quiero al ángel más puro para mi deseo.