Cuando acepté, supe que estaba haciéndome daño, y es que a veces en la vida estamos dispuestos a correr el riesgo porque es todo lo que nos queda para consolarnos cuando hemos dejado todo de lado y nos hemos desprendido desde los cimientos, desde lo más profundo de nosotros. ¿Y qué si me estaba haciendo daño? Al final del día tenía sus besos en mis labios y ella me prefería a mí en lugar de a cualquier otra persona en el mundo... Y es que yo estaba completamente enamorada de ella, tanto como para estar dispuesta a asistir a la boda del amor de mi vida, con el amor de su vida