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La decisión más complicada de todas.
Hoy se cumplirían cinco años del día de nuestro casamiento. Aunque pareciera
tan solo un momento, no fue cansador convivir con él y no se me hicieron
pesados los días. Todo lo contrario.
Nos conocimos en la 9 de julio, hace 7 años y un mes, fue amor a primera
vista...
Debo confesarles que no creía en el amor.
Muchos menos podrían llegar a imaginar que me enamoraría de alguien tan pronto.
Canjeábamos miradas por besos.
Regalos por sonrisas.
Abrazos por lágrimas.
La relación perfecta.
Ambos nos equivocamos en gran medida pero sabíamos, por suerte, el punto donde
había que frenar y lo más importante… cuando debíamos pedirnos perdón.
Nos despedíamos con un abrazo y un beso.
El me pedía que le tome la mano y así descasábamos cada noche.
Noches perfectas. Amaneceres exquisitos.
Años preciosos.
Era una lucha constante el último tiempo, ya no podía soportar tanto
sufrimiento.
Ninguno de los dos merecía sobrellevar esa situación, estoy segura de ello.
Menos él. Era una persona extraordinaria, jamás podría haberle reprochado nada.
Era perfecto. Perfecto para mí.
Admito que lloramos más de cien noches, como así también reímos un millón.
Éramos una sola persona.
La conexión que llegamos a tener era de otro mundo.
Comprendíamos que uno estaba mal tan solo con mirarlo. No podíamos fingir
absolutamente nada en ningún momento.
Todo era verdad. No existían los engaños.
Una relación verdadera.
También confieso que hubo más de cien peleas, pero así más de cien
reconciliaciones.
Hubo mentiras, hubo perdones.
Hubo odio, pero de lo que estoy cien por ciento segura es que hubo amor.
Mucho amor.