Violeta, Vi para los amigos, tiene por fin todo lo que siempre deseo; un trabajo que había empezado como un hobby, y que le había regalado con mucho trabajo duro su independencia fuera del pueblo, y un gran grupo de amigos en la ciudad que se habían convertido en su familia allí. Vi tenía todo lo que siempre deseo, o casi todo. Juan había sido su mejor amigo y amor de instituto. Y por más que lo intentase, no conseguía que él la perdonase y volviesen a ser amigos otra vez. Habían pasado más de doce años desde que habían tenido algo, ni siquiera habían llegado a ser novios. Aquello no había sido para tanto. Pero Juan apenas la miraba a la cara o le dirigía dos palabras seguidas desde entonces. Ninguno de los dos se merecían aquella situación. Ya habían olvidado hasta cómo tratarse bien. Y aquello le oprimía por las noches el corazón a Vi más de lo que ella misma quería reconocerse. La doceava navidad cambiaría sus vidas para siempre.