Una cucharada de su propia Medicina.

Ahora me doy cuenta que el amor es como una droga; aún sabiendo que nos puede causar daño nos volvemos adicto a ella.

Henry es mi droga y me volví lo suficientemente adicta como para pasar por alto los daños causados. Había sucumbido tantas veces a esa droga que creía no poder dejarla, Henry era la droga más peligrosa que pueda existir y yo lo sabia, lo sabia y aún así caí en ella una y otra vez.

Necesito rehabilitación, necesito desintoxicarme, necesito sacarlo de mi sistema antes de que sea demasiado tarde... aunque ya es demasiado tarde.

Las lágrimas vuelve a acumularse en mis ojos y antes de poder secarlas ya están saliendo aún más, abrazo fuerte la almohada hundiendo mi cara en ella para amortiguar el llanto. Duele, duele mucho y no se cómo controlarlo. El nudo en mi garganta se hace presente seguidamente del dolor en mi pecho, es tan fuerte que me sofoca, quema, mi pecho arde, es horrible este sentimiento. Mi cuerpo se estremece por el llanto y no puedo parar.

¿Cómo se supera algo que nunca fue?, ¿Cómo terminar algo que nunca empezó?, ¿Como borrar algo que nunca se escribió...?, porque eso fuimos nosotros, nada.