¿Había algo peor que estar enamorada?
Sí, estar enamorada del hermano de tu mejor amigo. Sonaba como el estúpido cliché que todas las adolescentes querían vivir.
Y a mí, me tocó esa desgracia.
Y descubrí de la peor manera posible que no todo es tal y como te lo pintan en los libros y las películas. La realidad era mucho, mucho peor. Mucho más fea. Mucho más dura.
O al menos lo fue en mi caso.
Porque Jonathan Parker, jamás había sentido algo por mí. Y me lo dejó bastante en claro el día que le confesé mis sentimientos.
Ese día murió mi amor por Jonathan. Y mis pobres sentimientos murieron junto a él.
Aunque claro, ya no teníamos trece años.
Él ya no me gustaba, claro que no.
Y yo, seguía sin gustarle a él, para sorpresa de nadie.
Lo bueno es que todo había quedado en el pasado.
Y sin resentimientos.
¿O no?
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.