Cuando la imagen se desvaneció, su mano quedo tendida en el aire, como si hubiera hecho el ademan de acariciar la castaña y pequeña cabeza de aquel niño que ya no estaba más ahí, sin poder evitarlo y como si fuera ya una costumbre, las lágrimas rodaron por sus mejillas y el dolor en su pecho volvió- -Entonces...es verdad que ya no estás aquí... ¿cierto?