Lisandro ocultaba un secreto, algo difícil teniendo a Leandro como hermano. Pero no era tan grande como el que Mikel protegía casi con su vida. Y al borde de comenzar el verano lo último que querían era un conflicto mucho más grande por temor a que las palabras que se repetían en sus cabezas se hicieran realidad fuera de ellas y arruinara todo. Ninguno supo que uno perdió más que el otro cuando decidió seguir ocultando el suyo cuando tuvo la posibilidad de decirlo en voz alta hasta que fue demasiado tarde.