Ahí estaba el con su abrigo azul marino y su bufanda blanca, el...aun parecía un sueño, con su cabello rojizo y anaranjado y esos ojos tan verdes y delicados. Aun tenia ganas de besarlo y abrazarlo como hacia siempre, pero ya no era posible, ya no. -Tara...- susurò, pero yo no estaba dispuesta a mirarlo, no estaba preparada para hablarle, y si no fuera por haberle dado la vuelta a la esquina, nunca en mi vida hubiera vuelto a verlo.