Locura y grandeza son dos caras de la misma moneda y cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo aguanta la respiración para ver de qué lado caerá. Si una princesa se corrompe por el poder y la ambición, pasara de ser quien deja que los mortales decidan su destino, a ser quien se cuestiona qué pasaría si le arrebata la moneda a los dioses. Cuando eso sucedió, Valyria Targaryen se convirtió en un verdadero dragón.
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