Kaminari parpadeo un par de veces, Sero le tendió una cuchara y antes de que pudiera decir algo, y claro, Bakugo era de piel clara, pero en ese instante parecía níveo. Tal vez era cosa de las luces pero su piel tersa resplandecía y casi pudo comparar su cuerpo con las estatuas de dioses griegos, Kaminari trago cuando las manos de Bakugo se flexionaron y noto las marcas de sus venas, a pesar de la callosidad de sus palmas no parecían del tipo duras sino suaves al contacto. Su vista subió de apoco cuando noto que se estaba desviándose a su cintura, específicamente a la toalla que lo cubría. Por ende termino mirando su amplio pecho y por un momento no pudo evitar pensar que Bakugo no tenía ninguna razón para envidiar a ninguna chica con esa delantera.