Llamas, destrucción y muerte. Era todo lo que mi vista alcanzaba a ver desde la azotea del edificio. Un infierno de balas que acababan con todo a su paso; inmensas llamaradas de fuego y rayos siendo disparados a diestra y siniestra; gente siendo cortada a la mitad por la hoja de una espada o siendo degollada por afilados colmillos o garras. Nadie se salvaba de este caos En esta clase de momentos siempre me pregunto: "¿Cómo es que las cosas terminaron así?"All Rights Reserved
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