«¿El Santuario, eh? He oído cosas. La cuna de los guerreros atenienses. Muchos jovencitos que conozco amarían formar parte de sus filas. Dicen que sólo los puros de corazón pueden entrar; que combaten el mal y salvan personas heroicamente. ¡Qué envidia! Debe ser gratificante, ¿no? Tal vez quieras hablar con ellos. Llevarte alguno. Hay muchos niños dispuestos». (O, Milo de Escorpio debe completar una misión).