-¿Esta no es la habitación 82? -preguntó Louis entonces. Porque estaba confundido, porque ese no era Liam, porque esos ojos verdes serenos pero serios lo intimidaban y porque nunca, en toda su vida, había sentido tanta vergüenza como en aquel momento, y no pudo pensar en nada más para decir. -No -respondió el castaño, con una voz ronca, quizás por haber recién despertado, o por estar molesto, o quizás una mezcla de ambas-. Esta es la habitación 28. -Oh -fue lo único que Louis pudo responder, mientras deseaba que las alfombras de aquel lugar se lo tragaran y lo hicieran desaparecer de probablemente el momento más incómodo de su vida.
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