-Llevo años buscando a la mujer indicada para convertirla en mi esposa, y me parece que le he encontrado. Ahora que si me dices que yo no te gusto ni un poco... -¿Dejarías de insistir? -inquiere. Río -Al contrario, me empeñaría en enamorarte Aurora, porque todo lo que quiero es que tú seas mi esposa.