El día de Izuku no ha hecho más que ir de mal en peor. Primero tuvo que correr entre la peor tormenta que haya visto en meses, casi se cae en plena calle y después fue empapado por un auto; sus cosas se arruinaron por el agua y ahora, con los ánimos por el suelo, tiene que atender al culpable de su desgracia, que resulta ser un CEO increiblemente adinerado e intimidante que no hace más que ponerlo nervioso. Pero cuando dicho hombre comienza a darle dinero casualmente, Izuku deberá detenerse a preguntarse algo: ¿Consiguió un sugar daddy? -Three shot -La imagen de la portada no me pertenece, créditos a su autor.