-¿Quieres ver si puedo hacer que te corras más en un día o si tú puedes hacer que me corra más en un día? -Pete reiteró, la sonrisa creciente de Vegas y su lengua saliendo para lamerse los labios era toda la confirmación que Pete necesitaba.
-Bien, de acuerdo. Las reglas, eh, bueno, cada uno tiene su propio día. Veinticuatro horas. Tú tratas de hacer que me corra tantas veces como pueda. Al día siguiente, yo haré lo mismo. El que gane... gana -Pete hizo una pausa antes de añadir sin aliento: -No hay reglas. Cualquier cosa que puedas hacer para que me corra. Todo lo que pueda hacer para que te corras.
[...]
Vegas y Pete, siempre competitivos, hacen una apuesta -casi- amistosa para ver quién puede hacer que el otro tenga más orgasmos en veinticuatro horas.