-Ahhhhh... Uhhhh...- Jadeó sin control, hay un intenso calor recorriendo por todo mi cuerpo. Ya no recuerdo cuanto tiempo llevo sintiendo este placer, pueden ser horas o tal vez solo han sido unos cuantos minutos.
- Pequeña princesa... ni siquiera pareces la mujer que todo el mundo conoce, pero eso está bien. De esa forma, sólo yo puedo tenerte.-
Esa voz, esa voz es lo único que puedo escuchar más allá de mi propia persona, ni siquiera lo puedo ubicar, la venda en mis ojos me dejó en la oscuridad, las cuerdas por el resto de mi cuerpo me han dejado inmóvil, y la bola con correa que tengo en mi boca, me deja muda, inmovilizada e indefensa.
Una vez que dejó de hablar, refiriéndose a mi como su juguete, su propiedad, su mascota favorita, me deja marcada otra vez, con intensos golpes que azotan mi pobre culo, siento el calor y ardor, todo esto me hace querer llorar, temblando sin control, espero que deje de jugar con migo.
-Vamos a retirar esto, me preguntó ¿Qué clase de rostro se esconde detrás de estos prendas?-
Otra vez su voz, demoniaca y lujuriosa por igual, me lleva a estremecer. Pero está vez, se dónde esta, está sujetando mi correa, conectada a mi collar, tira de ella, jadeo sin pensar, lo primera que me quita es mi venda, dejando verse, sus ojos verdes es lo primero que veo, su piel morena y esa sonrisa maliciosa, lo siguiente fue la bola con correa, está húmeda por toda mi saliva, solo distingo que me observa con soberbia, con una expresión de realización.
- Has Sido tan buena, obediente, calmada y has cumplido con todas tus obligaciones... Mereces una recompensa, ¿Que deseas perrita?-
En su pausa, me lame la mejilla, su lengua calienta y húmeda prueba todo de mi, siento que saborea mi miedo y algo más. Cuando me pregunta que es lo que deseo, que desea mi corazón, la respuesta emerge, tan clara como la luz del amanecer.
- Vuélveme tuya Amo... castigue mi lascivo cuerpo y recompensa a esta Puta caliente...- Gritó, suplicand
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