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En muchas ocasiones se burlaron de mí. Me creyeron ilusa y sumisa, tomaron decisiones en mi nombre, incluso sobre la vida que llevaba en mi vientre. Pero cometieron el peor error de sus vidas al subestimarme, al arrebatarme aquello que más anhelaba.
Tontamente creí que si le daba un segundo hijo a Su Majestad, él volvería a amarme. Fui ingenua al pensar que mi valor como ser humano dependía de él. En mi afán por recuperar su afecto, descuidé lo más importante: mi hijo. Pero eso se acabó.
Hoy, al igual que el ave fénix resurge de sus cenizas, yo también renaceré. No como la mujer a la que todos creyeron derrotada y relegada a un rincón, sino como la tormenta que arrasará con todo a su paso.
Soy la prueba viviente de que se puede sobrevivir a la tempestad, pero lo que muchos no saben es que ahora yo seré la tempestad.
Ella pensó que podía derrocarme, que podía ocupar mi lugar en el corazón del Sultán. Se creyó el fuego que avivaba su mente, su alma y su cuerpo. Pero será mi sombra la que lo envuelva. Mi nombre ocupará sus pensamientos, mis suspiros guiarán sus noches y mis caricias sellarán su destino.
Seré la única en su corazón. Y si es necesario destruiré el mundo para reconstruirlo de nuevo, solo para estar en paz junto a mi hijo.
Tan dulce es el amor como la pasión es tan pecaminosa.
Lady Ophelia siente por Darian más que una fría indiferencia aunque éste sea el amigo de su padre. Pero unos inesperados acontecimientos provocan una situación delicada, en la cual se encontrará en un prostíbulo, donde será comprada en una subasta y nada menos por Darian, su salvador.
Aunque la haya rescatado y, a cambio, se haya convertido su esposa, lady Ophelia no piensa en hacerle la vida fácil. Lo quiere ver muerto. En cambio, Darian desea con ansia su corazón.
Esta historia será una lucha de voluntades y de egos donde uno ganará y el otro será el perdedor.
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