Porque hasta el más conocido es un desconocido. Y ella no tenía idea de que no debían confiar ni en su sombra... Alguien la observaba. Alguien la seguía. Alguien la quería... ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Quién? Madison Bailey intentó advertir a toda costa el pánico palpable que había penetrado en ella. Esa sensación de peligro que nadie quiso tomar en cuenta. Hasta que ya no estuvo. Hasta que ya fue tarde...