-¿Hueles eso? - Suspiró levantando el rostro con esa mirada infame que hace años no era visible en una con su apellido. El fuego vigorosos con llamas inmensas roía todo detrás del cuerpo femenino lleno de sangre y cenizas. - Esto es el comienzo de mi vindicta. - La porción de sus dragones llego, y el más temerario bajo alojándose al lado de la princesa frente a el dragón más grande en décadas visto junto a su jinete, principal creador de la ira que ahora observaba con tanto cuidado como podía. - Es lo menos que me merezco después de todo lo que me han quitado... Después de todo lo que me has arrebatado.