Una asesinato, una manzana y un zorro. Es lo único que tengo, lo único que recuerdo. Hace 57 días desde la última vez que el Asesino del Fruto Prohibido atacó. Su víctima, Hanna Mondragón, la hija de mi profesor de literatura. Ella perdió la vida en mis manos cuando intentaba pasar de curso. Ahora la gente al verme susurra sus sospechas. Creen que yo la asesine cuando realmente intentaba salvarle la vida. Fui expulsado de la preparatoria, marginado por mis propios amigos y destrozado por la crítica social, incluso mi familia no lo tiene claro, en la voz de mis padres puedo notar cierta duda. Es normal cuando luchas con tus propios demonios a diario. A veces estos ganan la luz y todo se viene abajo. Incluso yo mismo comienzo a dudar de mi inocencia. Apenas recuerdo los hechos de ese día... y si, acepto que por un momento de aquel 19 de marzo pensé en vengarme y sacar lo peor de mi, liberarlo y dejar que el mundo ardiera, pero no lo hice... no ¿cierto?