Visenya había vuelto de su larga aventura justo a tiempo para ayudar a su madre contra los usurpadores que le robaron el trono de hierro que era suyo por derecho de nacimiento, pero no llego sola, trajo temibles aliados que aportarían mucho a la guerra ahorrando grandes dolores para su familia e incluso para la familia usurpadora. Visenya era todo lo que el mundo deseaba en un hombre, inteligente, fuerte, silenciosa, calculadora, una guerrera temible. No hay lugar para la piedad