Ella estaba harta de ser lo que se le imponía. Él, disfrutaba dejarse llevar por sus impulsos. Sus diferencias del pasado no eran más que migajas delante de la enorme tentación y el ardiente fuego que ambos poseian y compartían. Ser infiel es un error, pero no deja de ser tentador, irresistible y llamativo. La sed de adrenalina y peligro eufórico nos tienta a hacer cosas que sabemos que están mal, pero, ¿Cómo resistirse ante tan tentador deseo?