- ¿Te gusta Elliot? Automáticamente me destapé, dedicándole una mirada de odio e indignación a mi amiga. - ¡¿Cómo puedes preguntar algo así?! - Ehhhh ¿Por qué? - Frunció el ceño, jugando con un pequeño avión que tenía en mi escritorio - Técnicamente le dijiste que te gustaba. - O sea sí, pero... - Y lo besaste.