Hace mucho tiempo, mis hermanos y yo por petición de Arceus separamos al gran continente en distintos pedazos usando nuestra gran fuerza y un conjunto de cables para ello. Nosotros aceptamos la petición pues guerras sangrientas y horribles se estaban desatando en el gran continente y por culpa de esas mismas guerras, muchas especies de Pokemon se extinguieron. Tal tiránica tarea nos dejo a todos muy cansados y en nuestra ultima asamblea, decidimos ayudar a todos los Pokemon que pudiéramos en nuestros respectivos continentes a adaptarse a su nueva vida. Y después de 5 años todos nos fuimos a dormir con nuestros hijos, los Regis cuidando nuestros cuerpos. Pero un día desperté y observe con horror como mis hijos estaban al borde de la muerte, con todas mis fuerzas usadas para ayudarlos, logre salvarlos pero parte de sus recuerdos desaparecieron. Me enfurecí de sobremanera al saber que alguien les había echo tanto daño a mis hijos casi al punto de que estuvieron cerca de morir y con la venganza como motivación, salí de mi templo y lo que me recibió no era el mundo que recordaba sino uno que camina directamente a su inminente final.
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