Minerva McGonagall siempre ha sentido cierta simpatía hacia esos cuatro chicos que parece que no han salido de un lío antes de meterse en cuatro más. Pero aquel día, un nuevo descubrimiento cambiará la percepción que tiene de ellos para siempre. Hay puertas que, una vez las abres, nunca vuelven a cerrar del todo.