- No tienes por qué aguantar todo esto sola. Todos estamos para ti. Me tienes a mí. Aprenderás a sobrellevarlo, no tienes que que olvidarlo o superarlo, pero tienes que vivir. Cada etapa de tu vida solo pasa una vez. No dejaré que sufras, no sola. Me quedaré para que llores sobre mi hombro, estaré cada vez que necesites un abrazo, para lo que sea. Nadie va a lastimarte, Em. Voy a impedirlo a toda costa. Tómate tu tiempo. Descarga todo, sácalo, haz espacio para llenarlo de cosas que te hagan bien, para que seas feliz. Tú sabes que quieres estar bien. Tienes que dejarlo pasar, esfuma el dolor.
- Gracias, Jay. ¿Pero cómo hago eso?
- Solo tienes que empezar de nuevo.
Dicen que en la vida todos tenemos tres amores. El primero es el que llega en la adolescencia, inocente, te llena de ilusiones. El segundo te enseña el dolor y te aferras a él aún sabiendo que no es para ti. Ese amor que hubieras deseado que fuera para siempre, pero te ayudó a madurar. El tercer amor es el que no esperabas que ocurriera, pero dejas que pase sin crear expectativas, solo eres tú dejando que te sorprenda. Es el que cura las heridas y te hace feliz. Es el que te enseña a querer de verdad. Es el verdadero amor.
Está historia está dedicada a todos aquellos que siguen teniendo heridas que sanar de ese segundo amor. No tengan miedo de avanzar. No cierren su corazón, aunque esté en mil pedazos. Algo mejor está por llegar.