Un dedo regordete apuntó a Porchay mientras Venecia gruñía "mío". A Kim se le escapó una enorme sonrisa y contuvo apenas el impulso idiota de ponerse a discutir con su primo de 3 años. El único propósito de Porchay era servir como niñero del pequeño monstruo que Vegas tenía por hijo. ¿Cómo se atrevía a convertirse en su absoluta obsesión?
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