Lan Wangji está en busca de lo irrecuperable: aquel amor perdido que dejó una huella imborrable en su alma.
Mo Xuanyu solo anhela encontrar paz, un lugar donde su existencia tenga sentido, donde pueda pertenecer.
Conocerse fue como el choque de dos mundos: una fortuna y una tortura, dependiendo de quién lo cuente.
-¿Y quién es él? -preguntó Mo Xuanyu, señalando una foto enmarcada sobre el mueble blanco que adornaba la sala.
El silencio se instaló entre ellos. Lan Wangji no respondió de inmediato, lo que no era extraño. Pero esta vez había algo diferente: un brillo melancólico en su mirada, como si cada detalle de aquella fotografía le pesara en el alma. Xuanyu lo observó más de cerca y notó cómo sus manos se apretaban en puños, la tensión marcando cada línea de sus nudillos.
-Es Wei Ying -respondió una voz desde el marco de la puerta.
Xuanyu giró la cabeza rápidamente, encontrándose con la figura de una persona que lo observaba desde la entrada de la sala. El tono de su voz era grave, cargado de una mezcla de pesar y resignación.
-El primer, verdadero y único amor de Wangji.
Sin más, aquella figura desapareció en silencio, dejando un vacío pesado en la habitación. Xuanyu permaneció quieto, procesando las palabras, sintiendo cómo un torbellino de preguntas se formaba en su mente. Pero de todas ellas, solo una logró escapar de sus labios.
-A-Zhan... ¿Quién es Wei Ying?
Sus ojos buscaron respuestas en Lan Wangji, pero lo único que encontró fue una rigidez que envolvía todo su cuerpo. Su postura, sus hombros tensos, incluso su respiración parecía controlada, como si temiera que cualquier movimiento pudiera romperlo.
El silencio que siguió fue ensordecedor, y Mo Xuanyu sintió que acababa de tocar una herida demasiado profunda, una que quizá nunca podría entender.
Ya estoy hasta la madre de escribir tantas historias sin terminar, pero aquí vamos de nuevo...
Donde un Draco Malfoy tiene autismo, fue abandonado por su madre y se hizo mejor amigo de Harry Potter antes que el trío de oro.
hay una serpiente blanca, un lobo negro y un diario.
Ah, y los fundadores lo ven como la cosa más linda del mundo.