Cuando te vi por primera vez sentí pena por ti. Un chiquillo de no más de 14 años entrando a un correccional. Perdido junto a su amigo. No sabíais que hacer, ni qué os deparaba. Tú fuiste por la vía fácil... los demás nos tragamos nuestras penas contando los días finales allí dentro. Hay cosas que no le dijiste a nadie. Desapareciste. Cabronazo, desapareciste. Tuviste los cojones de largarte de allí. Tuviste los cojones que a los demás nos faltaron. No volviste ni a por tu amigo. No te despediste de nadie. No supe de ti en muchos años. Pero debo de darte las gracias en una cosa: Evan. Gracias por haberme dejado a alguien que considero mi hermano. Raúl, una última cosa: ¿qué más ocultas bajo esas cicatrices y esa desfachatez de chico malo?