Al pueblo llegaría un asesino, uno que se acercaba cada vez más, como una sombra que se cierne sobre la luz. Poco se sabía de él, excepto que dejaba un rastro macabro: rosas blancas manchadas con la sangre de sus víctimas. Si alguna vez te encuentras con una rosa ensangrentada, no lo dudes. Corre. Corre por tu vida. Porque, sin lugar a dudas, él te ha encontrado, te ha juzgado y ha decidido que mereces la muerte. Era un ser sádico, oscuro y retorcido, que nunca había cometido un error... o al menos eso creía, hasta que llegó a mí y, de manera inexplicable, me dejó con vida. En ese instante, me convertí en su mayor error. Él, mi mayor tentación, mientras lentamente se transformaba en mi más profundo pecado. "Todo lo que siento por ti es tan caótico que a veces pienso que solo yo acabé conmigo".