Durante unas vacaciones de lujo en el Pacífico junto a sus respectivos novios, Alba y Natalia sufren un naufragio y quedan aisladas en una isla perdida en medio de la nada. Solas y asustadas, y viendo cada vez más remota la posibilidad de ser rescatadas, tendrán que aprender a asegurarse comida y cobijo por sus propios medios. También deberán redefinir los límites de su amistad. "-¿Reglas? -pregunta con ironía-. ¿Reglas en esta isla perdida del mundo? Para que lo sepas... yo también me pregunto si alguna vez saldremos de aquí. Llevamos semanas las dos solas, desnudas, durmiendo a quince centímetros la una de la otra y compartiendo absolutamente todo... ¿De verdad te parece fuera de lugar que te pregunte si te masturbas? Que también Natalia tenga dudas sobre un posible rescate me deja destrozada, y que dé por sentado que nuestra intimidad es tan grande que incluso podemos hablar de cómo afrontamos la forzosa abstinencia sexual a la que estamos sometidas, me hace sentir tensa e insegura." "Nos tenemos la una a la otra, punto, y deberíamos acostumbrarnos cuanto antes a esa idea. Toda la felicidad que el futuro nos depare, todos los momentos agradables, se deberán solo a nosotras mismas."