Algunos sonidos relajan, como las cálidas palabras de una madre. Otros sonidos estresan, como el acople acústico de un micrófono. Los sonidos nos rodean, nos apaciguan, nos estremecen, nos envuelven en una danza llena de sentimientos; de cualquier manera nos transmiten una emoción.
¿Porqué no escuchar entonces, el sonido de las palabras pertenecientes a un amor tan fuerte y perseverante que sigue intacto sin importar los problemas que deba enfrentar?
Aprende a amar sin condición, a enfrentar las adversidades, a reír y disfrutar con la familia, a valorar amistades y sobre todo a luchar por el hermoso regalo de la vida que nos enseña algo cada día.