Puede que un día una serpiente te muerda, aún si logras encontrar la cura cuando ya es demasiado tarde durará lo que tu último suspiro. Con la muerte llega la verdadera salvación.
Hay heridas que el tiempo no cura, nombres que no se vuelven a decir y brazos que ya no sabes cómo recibir.
Hasta que alguien llega, rompe tus reglas y te ofrece lo que ni tú creías merecer:
una última oportunidad para volver a amar.