Al regreso de Eric, Verónica vuelve a sentir por fin un poco de orden en ese caos que los demás llaman vida. Todo se alinea de nuevo, tiene a todas las personas que quiere en su vida. Excepto a una. Y hablando de la vida, la suya ha ido de desastre en desastre y, tener a Eric, es como vislumbrar un rayo de sol en medio de tantas nubes grises. Y cuando siente que lo peor ya pasó, se equivoca: una tormenta devora el cielo azul, dejándola congelada y sin saber adónde ir. Eric conoce los sentimientos que acechan a Verónica, él mismo los ha experimentado. Y ante la tormenta, puede decidir si sumergirse con ella, o sacarla de ahí. Pero los desastres personales son inevitables y ahora Eric se encuentra en un callejón sin salida. Pero el sol siempre vuelve a salir. Y a veces, trae consigo un arcoíris.