Aemond odia a Lucerys, desea que desaparezca de su vida, lo desea con tantas fuerzas que un día al despertar su sobrino se a completamente esfumado. Nadie lo recuerda, no existe rastro de que alguna vez existió. Lo único que lo mantiene en creer que Lucerys fue parte de su vida es aquella cicatriz en su rostro, la prueba física de cuando perdió su ojo contra él.