En Metalia, una vez hubo tres reinos, tan brillantes y preciosos como los metales a los que hacían referencia: El Reino de Bronce, El Reino de Plata y El Reino de Oro. Pero el primero cayó en una noche fría, por una estocada plateada. Ahora que el Reino bronceano es ceniza, el Reino de Oro vigila sus fronteras con el Reino de Plata como nunca antes. No saben si el silencio plateado es paz o augurio de guerra. Elsbeth, la princesa dorada, se ha hecho a la idea de que debe casarse con un duque; pero cuando una carta del rey plateado llega a palacio para invitarla a unas fiestas invernales, todo su mundo se derrumba. Miriel ha afilado todas sus armas y cada noche se duerme con la melodía de una dulce venganza. Quiere la cabeza del rey de plata, sin importar cuánto pueda costarle o dañarle. Se infiltrará en su círculo cercano y disfrutará de ver sus manos manchadas de la sangre de quién más ha odiado nunca. Kallen, coronado con plata, es un enigma hasta para sus más allegados. Después de años de planear el tablero de juego ha realizado el primer movimiento, asegurándose de que en todas las variables posibles, él sea el ganador.