- Vaya querido que estás rojo como un tomate, acaso viste un fantasma en mi casa, ¿o es que acaso no has visto nunca a una dama como la que está allí dentro? Realmente sentí calor en mi rostro, me sentí tan raro como nunca antes, mi rostro ardía hasta que sacudí mi cabeza y me reincorporé lo más rápido posible carraspeando mi garganta.