Él era único, era diferente a los demás. Podrías ver miles de personas en su lugar, paradas como si fueran un maldito zombie, y sólo serían personas...pero llega aquel segundo en el que tu mirada choca con él, y te deslumbras por completo. Era como la estrella más brillante entre todas las otras, era superior, era un diamante entre rocas, era una margarita blanca y celeste entre las blancas y amarillas. Él era el bien en mi mal. Él tenía lo que yo buscaba, lo que necesitaba y no lo encontraba, porque él lo era.