Culpables Inocentes

¿Matar? ¿Por qué alguien pensaría en cometer tal atrocidad? ¿Acaso un asesino no tiene sentimientos?
Este es el juego de preguntas que nos hacemos intentando explicar el instinto humano más cruel, cuando sabemos que todo sucede por una razón: un impulso, un sentimiento y en esta historia un trastorno.

La mente del hombre es tan confusa y difícil de entender, tanto como el propio universo; y si se trata de la de un asesino, no uno cualquiera, uno que mata por el simple placer de arrebatar el último aliento, uno incapaz de sentir el mínimo remordimiento, uno al que no se le puede llamar hombre porque está más cerca de ser un monstruo. Ese tipo de mente retorcida y enferma nadie logra entenderla y mucho menos cambiarla; pero él se creía capaz de lograrlo, jugó a ser Dios cuando realmente era el peor de los demonios, creó un infierno para estas mentes sin miedo a ser quemado, sin pensar que el instinto de revelarse y vengarse es más implacable en los asesinos.