El único caso "catalogado" de íncubo todavía en el siglo pasado, es el de un joven de 22 años, nacido en torno a 1880, considerado tal por su apariencia y el número de asesinatos cometidos en su región. Todos lo describieron igual: ojos color miel, cuerpo seductor, una sonrisa hermosa y en la mano derecha una pulsera de acero, que lo ata al mundo mortal...
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