Ámame y nunca te rindas

[Segunda parte de "Razones para enamorarse"]

En el momento en que te enamoras de alguien sabrás que el amor te ciega por completo de ideas absurdas y te vuelve la persona más vulnerable y expuesta a entregarte por completo a una persona que, durante el tiempo que ambos lo permitan, tendrá que conocer cada espacio de ti y tú de él: desnudar el alma y la mente, y tratar de entender porqué esa persona decidió enamorarse de ti y quedarse contigo.

Pero lo más difícil no es exponerse, de una manera un poco involuntaria, entenderás que esa persona terminará conociendo más de ti que lo que tú conoces de ti misma. Lo más difícil de exponerse y, seguramente de enamorarse, es aceptar que la ilusión solo dura un tiempo y que la realidad siempre va a llegar a darte el golpe por la espalda. Entre tanto, aceptar que quien consideras el amor de tu vida no es perfecto, te hace dar cuenta de muchas cosas.

El verdadero reto, sin extender mis palabras, es ver hasta qué punto eres capaz de adaptarte a la realidad, hasta qué punto es sano perdonar por amor. Aceptar, que amar a alguien es rendirse de luchar, pero luchar para juntos no rendirse. Es demoler y volver a construir. Cuando la magia se pierde, hay que enamorarse de nuevo sabiendo que aunque es puro y sincero, su amor no será perfecto.