Atenas

Odio,amor, venganza y remisión. Sentimientos los cuales mezclamos sin darnos cuenta, queremos tanto a una persona que a veces llegamos a odiarla, odiamos tanto a una persona que llegamos a amarla. Nos desquitamos en personas que no tienen la culpa pero nos hacen darnos cuenta que ella no es la culpable de nuestra desgracia.
Atenea era esa mezcla tanto perfecta como desgraciada. Ammon era todo lo malo que está vida pudo tener pero ese amor que jamás pensó tener fue su perdición, de los dos.

El odio que sentían no era de ellos, eran de todos menos de ellos; se consumían tanto en su amor tanto que llego a insinerarlos hasta reducirlos a cenizas. Ese odio que Ammon sentía por la familia de Atenea fue quizás el serillo o la gasolina pero a final de cuentas el resultado era el mismo, cenizas y destrucción.

El amor que sentia Atenea ¿Podía ser incluso más grande que ella?

- Te odio- le dije a la cara lo que tanto quería decirle quería destruirla por hacerme sentir así, solo ví como sus hermosos ojos se cristalizaban.

- Si tanto odias a mi familia y a mí, hazlo acaba con todo, cómo siempre lo haces, ¡Hazlo!, No te voy a detener- se le escapó una lágrima traicionera, la cuál se limpio con rabia.

- ¿Sabes porque te odio?- esa pregunta la saco de si misma, me miró con intriga y confucion- por qué me haz hecho sentir, amar como un puto loco a la mujer que jure destruir y tenerla a mi disposición, cuando resulta que yo estoy a la tuya- al fin se lo dije, ella me miró confundida y con tanto amor que tuve tanto miedo.

- ¿Tenías que destruirme para decirlo?- sus lágrimas no se hicieron esperar- yo también te odio, porque me haz hecho mierda, me haz herido y hize todo por ti e incluso traicione lo que para mí era sagrado: mi familia- estaba ahí tan rota y como lo quise desde un principio pero esto no estába bien, no me sentia satisfecho; a nuestra manera nos dijimos lo que sentiamos pero esto no sabía tan bien como debería.