Miranda fue una chica que desde joven aprendió con mucho oror que la maldad del hombre no tenía limites: Los hombres sólo buscaban cumplir sus deseos, placeres y sueños hasta el extremo de pisotear a sus semejantes; seres sin corazón, astutos, vengativos, malvados y unos asesinos de almas. Prácticamente veía monstruos en lugar de hombres, animales en lugar de personas, el infierno en lugar de un paraiso.
Vivió aislada del mundo exterior por miedo, ira y desconfianza; no tenía ningún deseo para interactuar con otra gente -sobre todo con los hombres-, a parte de su familia.
Se enamoró por primera vez a los dieciséis años de un hombre once años mayor llamado Federico, a quien consideró a primera vista un monstruo y al final como el único y verdadero amor de su vida, quien le fué arrebatado.
Sin embargo el destino tenía algo preparado para ella; cuando pensó que ya no podía más con toda esa carga volvió Federico a su vida, el hombre que llevó siempre en su mente y en su corazón. Pero tuvo que renunciar por completo a esa linda historia de amor a sabiendas que nunca más volvería a ser tan feliz como pudo haberlo sido con él.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...