"¿Vas a seguir mirándome toda la noche?", dijo la bruja, sacando a Kara de su ensoñación con un sobresalto.
Llevaban unos instantes en silencio, y ella había caído en un trance que habría jurado que era brujería si no lo supiera. No, este hechizo era por voluntad propia de Kara, embelesada por la piel de alabastro de la mujer y el cabello negro pegado a su rostro. La capa oscura que llevaba era negra como el agua y parecía engullirla, haciéndola parecer casi infantil, jugando a disfrazarse con la ropa de su madre. La idea de una infancia tan normal para la joven bruja hizo que Kara se sobresaltara ligeramente, parpadeando para quitarse la lluvia de sus ojos mientras reprimía un escalofrío.
"Porque, ya sabes, si quieres besarme, puedes pedírmelo. El sol se está poniendo y hace frío, y las colinas son aburridas. Así que, por supuesto, sigue adelante".
Kara se atragantó con un balbuceo y sintió que su rostro se calentaba de vergüenza, ahuyentando el filo del viento frío. "¡No quiero besarte! Estoy aquí para... matarte".
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[Traducción]
Autora original: lostariels
Esta historia NO ES MIA. Los créditos van para la autora, cuya obra original está publicada en Ao3, lostariels.
Larissa Belmont
Más conocida como Riss, es la hija bastarda del rey de Inglaterra, rey que nunca ha sabido reconocerla, ya que ella había nacido alfa, cosa mal vista en la alta sociedad de la realeza donde reinaban los hombres alfas y las damas omega. El reconocimiento llegará cuando uno de sus hijos al ver a su padre enfermo le recuerde la existencia de ella como heredera del trono, reconociendola hasta horas antes de que una enfermedad pulmonar se lo llevara de la tierra. Larissa deberá aprender el arte y el peso de la realeza, teniendo que abandonar el simple mundo que conoce para pasar a días enteros de preparación, clases y mucho más guiada de la mano por su nueva dama de compañía. Pero ¿que pasaría si días de la preparación para su coronación sentimientos surgen en el gran palacio dorado? Sentimientos entre dos personas que no deberían amarse
Para Riss lo más hermoso no era el palacio, sino cierta dama omega que la acompañaba
𝘤𝘰𝘯 𝘵𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘭𝘭𝘰 𝘯𝘦𝘨𝘳𝘰, 𝘵𝘦𝘫𝘦𝘳𝘪𝘢 𝘶𝘯 𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘢𝘮𝘢𝘥𝘢 𝘮𝘪𝘢